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Creación literaria: Entre la estatua y yo...

Inicio una pequeña serie de textos de experimentación literaria. 

Entrevistando a una estatua: Escanciador de vino de Praxíteles.


Su profesión le brinda la posibilidad de tener un placer terrenal  muy a mano. Él es escanciador  y el vino su mejor compañero. Es un hombre joven, de apenas 25 años de mirada suave pero firme, reveladora. La vida le ha mostrado muchas caras amargas. Su nombre, no importa, es mejor conocer su testimonio. “Desde pequeño, mi padre me enseñó a escanciar vino con sutileza y maestría, tengo el recuerdo de una fiesta familiar, apenas tenía 8 años y casi no podía con la jarra rebosante,  fue la primera vez que escancié el vino, desde entonces, disfruto cada día de esta profesión”.

 Sus brazos torneados revelan firmeza, “podría estar horas, en esta posición” afirma haciendo el gesto. Levantando su brazo derecho, y a la vez inclinando el peso de su cuerpo sobre la pierna izquierda, consigue que capte la esencia, el arte que simboliza, “colocar adecuadamente el codo y después la mano es esencial para realizar un tiro certero” me indica haciendo inconsciente el gesto.   Sensuales y elegantes son sus movimientos y es que este sátiro sugiere con su cuerpo.

“Las fiestas siempre están cargadas de alegría, Dionisio se hace amigo de más de uno” dice con ironía. Y es que ha tenido que soportar a muchos que “achispados por la sangre de Cristo se toman demasiadas confianzas”   pero en general, disfruta del placer que el vino le genera, no solo escanciándolo para los demás sino para el mismo, “en mi mesa nunca faltará una jarra de tinto, el día que falte yo no estaré en este mundo” afirma emocionado.  Sabe que las continuas borracheras acabaron con su padre “fue un amante pasional y lo pagó caro, pero vivió haciendo lo que más le gustaba”, pero a él no le atemorizan los excesos, de momento piensa en disfrutar de la vida, y luego Dios sabrá.
 Con un ademán me ofrece un trago, después, realiza el ritual sin apenas derramar unas gotas, alzando la copa, bebe ávido, en ese momento, es el reflejo de la  plena satisfacción.



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