Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2016

Hasta que nos quedamos ciegos

Mírame hasta las entrañas. Mírame con fuego, que me quiero quemar. Mírame y desnúdame el alma, que ya sabes que no me queda más piel que cubra mi intimidad. Mírame con esos ojos claros, infinitos en los que me pierdo. Mírame, devorándome, como si supieras que voy a desaparecer en cualquier momento. No hace falta que digas nada solo deja que ellos hablen por si solos, porque son sinceros, mucho más que tú. Mírame poderoso y haz que tiemble de deseo, porque puedo sentir como tus ojos se clavan en mi piel, y la acarician como si fuera terciopelo. Mírame y sedúceme, como sólo tú sabes hacerlo. Nunca antes dos miradas habían podido tener tanto con tan poco, hasta que nos quedamos ciegos.

DESPERTAR....

Lo sé. Lo sabes. Lo sabemos. Duele, pero sobretodo asfixia. Es insostenible que te presentes así sin invitación en mi sueños, lo llevas haciendo ya demasiado tiempo. Ahora que caen las hojas de los árboles, y éstos desnudos se miran entre si, despojados de todas sus caretas,comprendo hasta que punto fuimos las cuatro estaciones del año pero en un solo día, si, con prisa. Como cuando me desnudabas sediento de perderte en mi cuerpo. Fuimos uno, sí; nos fundíamos siempre que lo hacíamos. Perder la identidad tantas veces no puede ser bueno, porque si yo soy tú y tú eres yo, y somos nosotros en uno solo, estamos jugando a poseernos, adueñarnos del otro sin pertenecernos, a cosificarnos, incluso. Siendo como un niño con un su juguete favorito, receloso y egoísta de que se lo quiten. Preferimos rompernos, a compartir. Entregarse sin condiciones, tiene un peaje muy alto que pagar, y créeme que yo sigo pagándolo cada noche.